sábado, 23 de julio de 2011

EDUCAR POR COMPETENCIAS: RECHAZARLO O APROVECHARLO

"Lo más difícil es la capacidad de ver, ver simplemente, con sinceridad, sin engañarse, porque ver significa cambio” Anthony de Mello




Esta frase resume lo que hemos experimentado al estudiar las corrientes pedagógicas que se han dado a lo largo de nuestra historia, logramos ver, como dice Anthony de Mello, con sinceridad, sin engañarnos. No pretendemos dar un discurso largo de todo lo que hemos aprendido, sino compartir lo que ha implicado para nosotras el hecho de conocer esta realidad y compararla con la actual, sentimos que ya no podemos quedarnos igual. Comunicamos en este pequeño ensayo las inquietudes experimentadas en relación a nuestra educación, abordando sobre todo el tema de la reforma actual. Nos enfocaremos principalmente en la característica de educación basada en competencias, quizá un tema nada nuevo en conocimientos pero si en la práctica.


OBJETIVOS DE LA REFORMA



Uno de los principales objetivos de la reforma educativa impulsada por el Presidente Felipe Calderón dice así: “…es una transformación que no puede ni debe esperar, que tiene que trastocar a millones de familias y hacerse realidad en las aulas; porque lo que no suceda en éstas no sucederá en el país”, así lo mencionó la titular de la SEP, Josefina Vázquez Mota.




Centremos la atención en la palabra transformación. ¿En realidad somos conscientes de lo que implica una transformación? Veamos bien es una transformación que pretende filtrar el núcleo principal de nuestra sociedad: la familia. No es una tarea nada fácil.

La palabra transformación implica un cambio profundo, de raíz, es cambiar la forma; no habla sólo de características o ideas, sino de formas concretas, de estructuras. Una trasformación es también un proceso, no es de un día para otro, implica paciencia, esfuerzo, dedicación, tenacidad y deseo de transformarse.


Esta reforma apunta a un cambio profundo que necesita la disposición de aquellos que la reciben, con esto no estamos diciendo que se acepte todo lo que se nos ofrece como la verdad absoluta, somos conscientes de que no es la primera reforma y que cambia cada seis años, según el presidente en cargo y que los cambios nunca se han notado. Es cierto y estamos de acuerdo, pero en ese caso, qué debemos hacer, quejarnos siempre, rechazar lo que se nos da o como dice un dicho popular: “de lo que hay se gasta”. Es lo que tenemos en nuestras manos y nadie nos está vigilando para realizarlo tal y como se presenta ahí. La reforma está hecha, pero quienes estamos en contacto directo con los alumnos somos los maestros, tenemos en nuestras manos la posibilidad de ser sólo transmisores de ideas de otras personas o ser aquellos facilitadores que buscan encontrar los medios y caminos por los que llevarán a sus alumnos a ser personas diferentes, honestas, críticas, emprendedoras, solidarias, que algún día favorecerán el cambio en nuestra sociedad.


Sabemos que nuestra realidad educativa no es prometedora y que muchas de las causas están en quienes tienen el poder, pero la culpa no es toda de ellos. Los que estamos en contacto directo con cada niño somos los profesores, nosotros hemos decidido el tipo de educación que daremos. Los principales responsables de nuestro nivel de educación somos nosotros y no podemos negarlo, porque lejos de la presión que experimentamos, de las normas que nos rigen, ha sido claro que podemos realizar lo que deseamos y este actuar ha dado sus frutos en la calidad de educación que tiene la mayor parte de nuestro país.


Conocemos a un hombre que apostó por la educación, porque veía en ella la oportunidad de liberar al ser humano, principalmente a la mujer y a los niños, que en los años de 1880 vivían una gran explotación. Este hombre llamado José María Cázares, gran conocedor de la situación política, económica y social de su tiempo, expresa en una de sus frases la mejor alternativa para liberar a las personas de la ignorancia y explotación, él decía: “Trabajemos, estudiemos, reformémonos nosotros y así reformaremos al mundo”. El sabía que la transformación no podía venir de arriba, no es posible sentarse a esperar que quienes están en el poder vengan a solucionar las cosas. La pauta está en quienes tienen la necesidad de liberarse y es a ellos a quienes llama. Como maestros aprovechemos lo bueno que tiene esta reforma, valgámonos de ella para hacer de nuestros alumnos personas de bien. Realicemos nuestros propios objetivos, pensando en el país que queremos formar y lejos de adecuarnos a objetivos dados por otros, impulsemos aquellos en los que encontramos respuesta a nuestros anhelos y de la misma manera ayudemos a nuestros alumnos a formar sus propios ideales.




EDUCACIÓN BASADA EN COMPETENCIAS



Sabemos que nuestra actual reforma está basada en competencias. ¿Por qué hacerlo así? Porque responde a nuestra necesidad actual, como lo menciona Perrenoud (2000) que “la transferencia y la movilización de las capacidades y conocimientos no son dadas en la marcha”, es necesario trabajarlas e involucrarnos en su desarrollo. Los alumnos acumulan conocimientos, pasan exámenes pero no llegan a movilizar estos acervos en las situaciones de la vida, en el trabajo y en la familia.

Lo anterior lo vemos reflejado en nuestra realidad actual, no podemos decir que lo que vivimos se aprendió en la escuela, no es así, pero tampoco se hizo nada para evitarlo. La violencia, la inseguridad, el secuestro, tanta maldad y falta de respeto a la vida humana, nos hacen temblar y en muchas ocasiones dudar de que algo se pueda hacer para salir de esto. Pero no debemos pensar así, un ser humano no está hecho para la derrota, para el pesimismo. Por naturaleza buscamos siempre autorrealizarnos, como lo dice el humanismo. Si bien no podemos enfrentar estas situaciones directamente, podemos hacerlo de manera indirecta y con mayor fruto, esa oportunidad nos la brinda la educación. Tenemos el lugar idóneo para formar a las personas de nuestra sociedad.

La situación de nuestro tiempo exige saber enfrentarnos a ella con valor, con decisión, sin miedo y dispuestos a vivir lo que creemos asumiendo lo que venga, pero todo esto, ¿dónde se aprende?, ¿en casa?, suponemos que sí, pero lo que sucede nos puede decir que no es así, ¿entonces?, ¿qué podemos hacer?, pues apostarle a la educación. Necesitamos ayudar a nuestros alumnos a enfrentarse a su realidad, a no acomodarse tan fácilmente a ella, a cuestionarla, a criticarla y trabajar por mejorarla. Todas estas capacidades con competencias que se desarrollan en la infancia, que no están descritas en un programa educativo, pero que un docente convencido de la necesidad de ellas, puede favorecerlo.
Una competencia es esa capacidad de saber responder a la realidad en el momento que se requiere y de la mejor forma. Lo expresa de mejor manera Phillipe Perrenoud (2000) “una competencia es la capacidad de movilizar recursos para hacer frente a un tipo de situaciones con buen juicio, a su debido tiempo, para definir y solucionar verdaderos problemas”.
El hablar de una capacidad nos implica pensar no solo en conocimientos, sino también en habilidades, destrezas, actitudes, para generar este tipo de cualidades, no es suficiente con transmitir un conocimiento, es necesario encontrarle su aplicación en la vida cotidiana y generar aquellas situaciones similares en las que el alumno puede poner en práctica lo aprendido.


El hecho de “movilizar recursos” implica su existencia. Pensemos por ejemplo, uno de nuestros alumnos maneja muy bien la tecnología, sabe investigar, hacer uso de ella pero, ¿sabe utilizar tal información y quedarse con aquella que es realmente útil en su vida y desechar la que no? Esta capacidad se forma en la escuela, es ahí, en la convivencia, en la relación, en la expresión de sus ideas y en la experiencia de su maestro, donde adquirirá el sentido crítico que lo haga no “tragarse” todo aquello que ve como una realidad.


De esta manera se busca aún más la interacción alumno – profesor, donde uno se complemente con el otro para una educación más enriquecedora, sin dejar de lado también la participación de los padres de familia para que se logre una educación más completa. El video que se presena al final, nos refleja lo esencial del trabajo en competencias y algunas ventajas de dicha educación.


Es mucho lo que podemos decir de las competencias, pero el quedarnos con lo central radica en facilitar y crear esa transferencia de la vida escolar a la vida cotidiana, será una base para comenzar el cambio que anhelamos.


Nuestro plan actual de estudios nos habla de manejarnos por competencias y en algunos casos expresa las que deben favorecerse, pero en ningún momento nos obligan a realizarlo. Las competencias se buscan de la realidad que tenemos, a ella nos enfrentamos, es ahí dónde debemos buscar lo que necesitamos, pero no para acomodarnos tranquilamente, sino para observarla, juzgarla y ver lo mejor y lo que debe cambiar. Las competencias a favorecer las busca cada docente, somos nosotros los que sabemos que hace falta gente crítica, honesta, justa, solidaria, sin miedo de enfrentar la realidad, sin temor de romper “reglas injustas”, gente que piense por sí misma, que no se conforme, que no espere la solución de sus problemas en los demás. Esto lo sabemos, ¿por qué esperamos a que sean otros los que logren el cambio, cuando tenemos la posibilidad de favorecerlo por nosotros mismos? Necesitamos actuar.


IMPLICACIONES PARA EL DOCENTE AL FORMAR EN COMPETENCIAS


Quizá no sea tan difícil identificar las competencias pero sí el favorecerlas y más aún el testimoniarlas. Sabemos bien que nadie da lo que no tiene, entonces no podemos educar en competencias si nosotros mismos no las tenemos. Para el docente esta es una gran tarea, porque no es sólo buscar estrategias, sino ante todo ser una persona auténtica, justa, emprendedora, que confía en sus alumnos y segura de que los cambios empiezan desde abajo. No somos perfectos, ni pretendemos serlo, podemos equivocarnos y esta realidad es ya una gran competencia porque ¿Quién en nuestra actualidad es capaz de aceptar y asumir su error y corregirlo? Son muy pocos realmente los que lo hacen, son más los que tal vez caminemos culpando a los demás de nuestras fallas y de nuestra realidad.


Es necesario despertar y ver con sinceridad, sin engaño, aceptar el cambio y asumir lo que implica sin esperar a que otros lo hagan. Si me paso la vida esperando que el gobierno sea justo, la Iglesia equitativa, el presidente generoso, mi familia comprensiva etc., nos quedaremos esperando el cambio sin experimentarlo jamás.


Creemos que si asumimos una postura crítica y estamos convencidos de nuestra labor como docentes, no importarán las reformas que vengan, pues nuestro trabajo no dependerá de ellas, será una elección propia. Cada reforma tal vez me proponga algo distinto y quizá vea que no es lo que realmente necesitamos, pero puedo valerme de ella, para dar lo que cada uno sabemos hace falta en nuestra sociedad, pero esto implica un gran trabajo, una gran renuncia y tal vez un gran problema, porque cuando empiezas a buscar la verdad el precio que debes pagar es alto, pero es mejor esto a vivir en la mediocridad.


BIBLIOGRAFÍA Perrenoud, P. (2000). “Entrevista: El arte de construir competencias”. Brasil:Nova Escola. Vázquez, J. (2007). “En la SEP la reforma educativa no es una consigna o un discurso”. Agosto, 16, 2007, http://www.sep.gob.mx/wb/sep1/sep1_Bol2020807. Cázares, J. M. (1886). “Fragmento del discurso proclamado por José Ma. Cázares y Martínez”. México.




Creado por: Ángeles Barrera y Ana Medina

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