domingo, 24 de julio de 2011

PEDAGOGÍA CRÍTICA: HACIA LA EMANCIPACIÓN SOCIAL DE LAS CONCIENCIAS






“No el hombre, sino los hombres habitan este planeta. La pluralidad es la ley de la tierra” (Hanna Arendt, La vida del espíritu).


Desde la aparición de los primeros homínidos en la tierra y hasta llegar a lo que hoy en día somos, la educación, en su sentido amplio, es vista y utilizada como un medio de socialización global. El hombre ha demostrado desde sus orígenes primitivos una constante e inherente necesidad de conocimiento y desarrollo.

Sin embargo, actualmente estos conceptos han sido tergiversados, ya que las dinámicas impuestas por el sistema capitalista nos han orillado a ver la vida, al mundo y a quienes lo habitan, en función de falsos valores como la acumulación de bienes, el poder, la fama y el dinero. Lo antes expuesto, nos ofrece un panorama nítido y a la vez abrumador de lo que realmente somos como especie, seres ensimismados, incapaces de mostrar interés alguno por los demás y siempre en búsqueda del beneficio personal.

Ante la necesidad apremiante de revalorizar ideas y conceptos tales como el humanismo, la cooperación, la conciencia, la reflexión, etcétera, surge la pedagogía crítica, influenciada ampliamente por figuras tan importantes como Carl Marx, Célestine Freinet, John Dewey, Paulo Freire y Henry Giroux entre muchos otros.

La pedagogía crítica es una propuesta de enseñanza que incita a los estudiantes a cuestionar y desafiar las creencias y prácticas que se les imparten. Consiste en un grupo de teorías y prácticas para promover la conciencia crítica y reflexiva.

Algunas de las características que conforman a la pedagogía crítica son:

- Una necesaria formación de la autoconciencia para lograr crear un proceso de construcción de significados apoyados en las experiencias personales.

- Se encamina a la transformación social en beneficio de los más débiles. La educación debe considerar las desigualdades sociales existentes en el mundo globalizado, así como adquirir un compromiso con la justicia y la equidad.

- Permite a los profesores, y a la comunidad educativa en general, identificar las limitaciones y potenciar las capacidades de tal forma que éstas sean la base para la autosuperación.

En el marco de la pedagogía crítica, el profesor trata de guiar a los alumnos para que cuestionen las prácticas que son consideradas como represivas, a cambio de generar respuestas liberadoras a nivel individual y grupal.

El primer paso de la pedagogía crítica es lograr que el estudiante se cuestione a sí mismo como miembro de un proceso social (que incluye las normas culturales, la identidad nacional y la religión, por ejemplo). Una vez hecho esto, el alumno advierte que la sociedad es imperfecta y se le alienta a compartir este conocimiento para modificar la realidad social.

La pedagogía crítica como medio, forma de vida e instrumento alternativo a los retos que se presentan hoy en día, es producto de la historia, de las contradicciones existentes en la realidad y de la lucha entre oprimidos y opresores.

Surge como respuesta a las prácticas educativas tradicionalistas, fomentando el carácter crítico y reflexivo en la educación, la pedagogía crítica analiza y problematiza la vida diaria. No cree que las relaciones entre los hombres sean de igualdad, sino al contrario, de una u otra forma se acentúan ciertas diferencias. Donde el que es pobre, no tiene, ni tendrá voz ni voto. Realidad que desde la perspectiva crítica, merece un replanteamiento, una oportunidad para aquellos que son motivo central de esta pedagogía.

En contraposición a las prácticas pedagógicas de antaño, la pedagogía crítica tiene como eje, dos puntos importantes: criticar y analizar los fines de la educación y comprender que el trabajo escolar va más allá de los problemas del contexto en el aula, “pues las escuelas siempre han funcionado en formas que racionalizan la industria del conocimiento en estratos divididos en clase, que reproducen la desigualdad , el racismo y el sexismo y que fragmentan las relaciones sociales democráticas mediante el énfasis en la competitividad y el etnocentrismo cultural” (McLaren, 2003). En lugar de ello necesitamos concebir a la escuela como un espacio complejo, lleno de significados y significaciones, como esferas públicas democráticas: “las escuelas se han de ver como lugares democráticos dedicados a potenciar, de diversas formas, a la persona y a la sociedad. En este sentido, las escuelas son lugares públicos donde los estudiantes aprenden los conocimientos y las habilidades necesarios para vivir en una auténtica democracia” (Giroux, 1997).

En la perspectiva crítica el docente necesita replantear su práctica pedagógica donde la relación maestro-alumno se ofrezca mediante proceso horizontal de diálogo. Una relación no asimétrica, donde todos aprenden de todos y, fundamentalmente, de aquello que se realiza de manera conjunta. “Porque esta visión de la educación parte de la convicción de que no puede presentar ni siquiera su programa, sino que debe buscarlo en conjunto con el pueblo, y se inscribe, necesariamente, como una introducción a la Pedagogía del Oprimido, de cuya elaboración él debe participar” (Freire, 1999). Una práctica pedagógica diferente, creadora de espacios de expresión y de resignificación de la vida cotidiana, de emancipación.

Lo que un individuo interioriza a través del proceso de socialización depende del contexto en el que éste está inmerso (familiar, social, cultural y educativo). Cada individuo interactúa e interpreta de diferente manera la realidad en la que vive; esta interpretación se basa en las representaciones internas que construye. Según sean estas interpretaciones, así serán las actuaciones que realice; por ello, un individuo es más competente en la medida en que sus representaciones internas favorecen una mejor actuación sobre su vida.

Los elementos fundamentales que sustentan a la de la Pedagogía Crítica son:

-Participación

-Comunicación

- Humanización

- Transformación

- Contextualización

A lo largo del tiempo, el capitalismo nos ha hecho creer que somos enemigos, predicando la intolerancia hacia los que no lucen, piensan, viven y sienten de acuerdo a sus intereses. Nos ha convencido de que para “triunfar” en la vida es necesario pasarle por encima a todo aquel que se nos cruce en el camino.

La situación actual del país y del mundo no requiere del desarrollo de una educación que fomente las habilidades y competencias, como se nos quiere hacer creer (FMI, BM, OCDE, etc). Al contrario, es esencial partir del hecho de reconocernos como iguales, de entender que el bien común se traduce en beneficios personales, de crear mecanismos de participación que nos permitan construir una sociedad fuerte, crítica y reflexiva, de educar personas capaces de transformar su entorno para beneficio propio y de su comunidad, ya que cuando seamos conscientes de que el verdadero cambio comienza al interior de cada uno de nosotros, podremos erradicar de manera definitiva, los males que nos aquejan y así dar paso a una sociedad realmente democrática.










BIBLIOGRAFÍA

Mclaren, Peter (2003): Surgimiento de la Pedagogía crítica en: Ant. Bás. Epistemología de la Investigación Educativa, Maestría en Sociolingüística de la Educación Básica y Bilingüe, UPN – México (2006), pp. 253 – 263.

Giroux, Henry (1997): Teoría crítica y significado de la esperanza en: Ant. Bás. Epistemología de la Investigación Educativa, Maestría en Sociolingüística de la Educación Básica y Bilingüe, UPN – México (2006), pp. 11 – 24.

Freire, Paulo (1999): Pedagogía del oprimido, siglo XXI editores, México, 1431 pp.





Autor: Germaín Huato Álvarez

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